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Concejalía de Planificación Urbanística, Huerta y Medio Ambiente

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Huerta con historiaLa historia de la ocupación del suelo huertano y la expansión del riego, es la del esfuerzo por dominar las fuertes avenidas de los ríos Segura y Guadalentín. Dichas avenidas fueron rellenando el valle murciano y proporcionando tierras de excelente calidad para el cultivo, pero al mismo tiempo formaban zonas pantanosas donde no era posible el asentamiento humano. Por ello los restos de estos asentamientos se han localizado en las laderas de las montañas, a salvo de las inundaciones.

 

Por tanto, el fondo del valle no tiene una ocupación agrícola permanente hasta la época musulmana, ya que los árabes llevaron a cabo una política hidráulica, construyendo presas o azudes, canales y acequias, e intensificando los cultivos de regadío.

 

La reestructuración y distribución de los riegos que realizan los árabes da origen, al mismo tiempo a que de un régimen latifundista se pase gradualmente a la aparcería y a la subdivisión de la propiedad, causa lógica de la posterior diseminación de la población y multiplicación de la pequeña propiedad.

 

Con la conquista cristiana a finales del siglo XIII la población musulmana emigra hacia Granada por lo que la región se vacía. Por ello Alfonso X El Sabio realiza importantes repartos de tierras a los cristianos mediante "donadíos" (regalos a la reina o a ciertos nobles) y "heredamientos" ( de menor tamaño, cuya consecución implicaba algunas obligaciones como ser vecino de Murcia, participar en su defensa, etc...) lo que daría lugar al predominio en la huerta de pequeñas explotaciones agrícolas.

 

Se suceden, desde el siglo XIV al siglo XVII, épocas de crisis y de prosperidad, alcanzando la huerta su mayor esplendor en el siglo XVIII, realizándose obras de desecación y saneamiento y alcanzando gran auge el cultivo de la morera (introducido en el siglo XV) así como el comercio de la seda. Se construye el Malecón del río, el canal del Reguerón y las presas de Puentes y Vadeinfiernos en el curso del Guadalentín.

 

En el siglo XIX se reduce el área cultivada de unas 1000 Has. Debido a una serie de crisis que ocurrieron entonces como son: la crisis de la seda con el hundimiento de los precios, plagas que afectaron al gusano y a la morera, recesión demográfica provocada por el hundimiento del sistema socioeconómico, etc... La huerta se salvo de esta crisis por el interés que despertó el cultivo de agrios y el pimentón, que ocuparon el vació dejado por la morera.

 

Ya en el siglo XX se construyen seis embalses importantes (Alfonso XIII, Talave, Fuensanta, Cenajo, Camarillas, y Santomera) lo que supone una disminución del volumen de las oscilaciones estacionales de caudal, alejando el riesgo de inundaciones por parte del Segura y asegurando un aprovisionamiento regular de agua a los regadíos. Como consecuencia de ello surgen nuevos regadíos alrededor de los tradicionales, dedicados sobretodo a la producción de cítricos y frutales de hueso. Además adquieren gran importancia las industrias de conservas vegetales y las derivadas del pimentón y el esparto.

 

El sistema de riego de la huerta no se ha modificado desde tiempos de los árabes, provocando el despilfarro de agua y la elevación del nivel freático que afecta al 50% de la huerta tradicional, lo que dificulta el cultivo, sobre todo arbóreo. En la actualidad subsisten estos problemas junto con el creciente abandono de la actividad agrícola, la construcción caótica en zonas de la huerta, la desaparición de regadíos tradicionales, etc... A ese ritmo, algunos autores han cifrado en 100 años el proceso de desaparición integral de la huerta.